Introducción

No somos mochileros y esto no es la Lonely Planet. Si te consideras una persona de pueblo como nosotros, rosca esa boina y anímate a salir de él y conocer otros pueblos del mundo, porque tú también tienes tu Yo-Extranjero.



miércoles, 8 de septiembre de 2010

VIETNAM III – Día TRES: BANGKOK. “No, thanks” en Bangkok

Próximamente...

VIETNAM II – Día DOS: DUBAI. La pequeñez de Gazpacho y Mochilo en Dubái

9 de Agosto de 2010

El desayuno bastante aceptable, aunque no había comida caliente, pero la calentamos en el estómago y disfrutamos como si fuese la primera vez que comíamos.

Tomamos un taxi en el mismo hotel que nos llevase a un centro comercial que no debería de haberle llevado más de cinco minutos, pero el tío alegando que no nos entendíamos bien en inglés y como le habíamos comentado como el Burj Khalifa se alzaba imponente en el skyline de Dubái, nos hizo un bonito tour turístico con sabor a 24 USD. Cara de tontos.

Al final conseguimos llegar al centro comercial donde debería salir nuestro autobús, habíamos cogido por la web los tickets para el city sightseeing, pero nos había dado problemas la reserva y teníamos la incertidumbre de si era valido lo que habíamos imprimido, al final sin problemas, eran las 9:00, ya estábamos en nuestro autobús y el horno de Dubái estaba a 37ºC, casi listo para asar pollos aunque recomiendan asar a no menos de 49ºC, cuestión de esperar hasta mediodía.

Para el turista profesional, el city sightseeing resulta muy práctico ya que cómoda y pasivamente ves la ciudad. Una ciudad desierta de habitantes, donde hasta las marquesinas del autobús están aisladas del exterior y aclimatadas con aire acondicionado. Resulta que todas las paradas del bus turístico están en centros comerciales. Se trata, sobre todo, de no salir al exterior por riesgo de ponerse a sudar descontroladamente. Al principio nos parecía extraña la actitud de los árabes ya que nos preocupaba la insistencia por parar siempre en grandes centros comerciales y nos temíamos que tenía que ver con su vena comerciante, pero después cambiamos de opinión y creemos que la razón era dejar a los turistas en sitios con aire acondicionado, baños y algún lugar para comer y todo esto lo tienes en los grandes centros comerciales.

Visitamos el mayor centro comercial del mundo, donde se dispone de un acuario gigantesco y como no la pista cubierta de esquí más grande del mundo, la Mezquita Jumeirah solo por fuera, la ciudad financiera con el edificio más alto del mundo, el ya nombrado Burj Khalifa. Por supuesto, disfrutamos de una visita al hotel más lujoso del mundo con 7 estrellas, El Burj Al Arab. Aquí habíamos hecho una reserva para tomar el té en el restaurante del piso 27 Sky View Bar Jumeirah , nos costó unos 80€ por persona y podíamos ir desde la 13:00 hasta las 19:00, como nos recomendaban ir antes para coger buenas vistas, fuimos diez minutos antes de la una y nos dieron la mejor mesa que daba al hotel en forma de ola y a la Palmera Jumeirah. También podíamos ver la construcción del mapamundi, pero no se apreciaba la forma, bien podía confundirse con queso de pizza fundido. Perdón por la comparación pero es que ya había hambre a esas horas. En este restaurante, podías tener vista al mar, tenías mesas interiores y también una vista de la línea de la costa de la que os estoy hablando y que además de lo comentado, también se podía ver el skyline de Dubái con toda la zona financiera y la construcción baja del distrito de Jumeirah que creo que es el más caro de Dubái.
Aprovechando que estábamos dentro del hotel, aprovechamos para echar un vistazo por dentro, donde se nos permitía y la verdad es que las 7 estrellas las tiene muy bien ganadas. Un lobby impresionante, unas tiendas de lo mas exclusivo, con joyerías y cafeterías que bien podrían ser aposentos de un rajá. Intentamos que se nos confundiese con huéspedes del hotel pero creo que hay que ser más moreno y llevar turbante. Para llegar al hotel tienes que pasar dos controles y demostrar que tienes una reserva, no sirve sólo con jurarlo besando tus dedos en cruz, aunque ayuda bastante. Lo ideal es enseñar el mail de confirmación de reserva.

Os cuento en que consistió el té. Nos recibieron como nos merecíamos y nos ofrecieron la mejor mesa del bar. Nos sirvieron un menú más que considerable para las expectativas que teníamos. Esperábamos simplemente que nos permitiesen ver las impresionantes vistas y teníamos intención de apurar las aceitunas hasta el máximo. Pero no sucedió así, sino que nos fueron sirviendo torres de canapés de bastante calidad y la estimación errónea de cantidad de comida hizo que pudiésemos bajar rodando las escaleras del Burj. Sin duda lo mejor de Dubái.

Después de la comida, nos dirigimos a la parte vieja de la ciudad (Deira) donde vimos el museo de historia de Dubái. Con museos como este no hace falta haber pisado ni una sola vez la escuela. Es curioso como Dubái ha pasado de ser un pequeño pueblo pesquero, que estaba en la ruta de la seda y como desde 1960 aproximadamente (con el desarrollo de los coches y del petróleo como fuente de energía) se ha desarrollado hasta ser lo que es hoy. Pero como en la vida no todo es petróleo y el gobierno se ha dado cuenta de ello, estima que se terminará el petróleo en el 2020 y por ello tienen intención de reindustrializar la ciudad convirtiéndola en un centro temático espectacular y poder así vivir del turismo. Por eso que tengan todo lo más grande del mundo. O casi todo…

Paseamos por Dubai Creek (es una ría natural que se adentra varios kilómetros en tierra firme y en la que en sus orillas se asentaron los primeros habitantes de Dubái) llegamos al zoco del Oro y de las especies. Estas zonas contrastan con las partes más ostentosas de Dubái quizás por su carácter más comercial de mercadillos y además, al menos el día que nosotros lo visitamos, no vimos demasiados turistas. Finalmente llegamos al centro de Deira donde cogimos un taxi que nos llevó al aeropuerto donde teníamos que coger nuestro siguiente vuelo. En el próximo destino conoceríamos a “Soderling”. Hablamos de Bangkok.

VIETNAM I – Día UNO: DUBAI. Gazpacho y Mochilo se van a Dubái.

8 de Agosto de 2010


Aunque la intención original de este viaje era la de conocer a fondo la cultura y país Vietnamita, por poco nos quedamos sin visitarlo entre las escalas de la compañía Emirates y que el día que reservamos el vuelo estábamos cansados y era muy tarde. Así que sólo conseguimos llegar hasta Dubái del tirón. Pero tranquilos que el record de vuelos en un periodo vacacional aún estaba en juego. Alrededor de 12.

Salimos de Madrid con Emirates y como nunca habíamos volado con ellos no sabíamos ni siquiera si tenían asientos en el avión y tendríamos que ir de pie. Pero la verdad que nos sorprendió que hubiese un asiento para cada uno y que la compañía fuese de lo mejor como comprobaríamos más adelante. A las azafatas les falta recibirte con un beso, no lo hacen, pero en cambio te dan toallas de tela calientes de usar y mejor no tirar y en el asiento te encuentras con tu almohada, una buena manta para estar cómodo en el congelador y una pantalla personal interactiva con películas, juegos e información del vuelo, incluyendo cámaras subjetivas del avión. Es curioso darse cuenta del nivel de entretenimiento de las mismas. La comida es muy buena y frecuentemente pasan las simpáticas azafatas con bebidas. Totalmente recomendable.

Llegamos a Dubái por la noche a las 00:30, y nos unimos al festival de color de pieles que había en la cola para el control de pasaportes. Indios, Españoles, Japoneses, Americanos… Conseguimos una no muy habladora taxista que nos llevase al hotel Holiday Inn Express que habíamos reservado y que está muy cerca del aeropuerto. Todo esto después de enterarnos que con Emirates hubiésemos podido tener el alojamiento gratis por Long Transfer, o como decimos en mi pueblo: Por hacer una escala laaaarga. Total que llegamos al hotel y con el Jetlag, cambio de divisas y todas esas cosas no nos enteramos que la simpática pero no tan habladora taxista consiguió tangarnos 10 USD por lo que deberían haber sido 5USD. Espero que la diferencia la emplee en una buena causa. Aunque no iba a ser la última vez que nos engañasen en el viaje los árabes.

Llegamos al hotel Holiday Inn Express, realmente calidad más que aceptable, la habitación muy grande y confortable, así como el baño (tardaríamos en volver a ver baños de calidad). Nos acostamos a las 3 de la mañana (hora local, que son tres horas más que en España) y como somos gente de dormir poco, nos levantamos muy pronto, a las 7:00. Había que aprovechar nuestro único día en Dubái. Como turistas profesionales que somos, nos gustan los grandes retos.